MONICIÓN INICIAL
En el Evangelio de este cuarto domingo de Cuaresma, Jesús toca e ilumina los ojos de un hombre.
Se trata de un mendigo.
Un ciego de nacimiento.
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Ese mendigo nos representa a todos.
Ese ciego es cada uno de nosotros.
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Lávanos, Señor, de nuestras cegueras.
De esa oscuridad que llevamos dentro.
Para que podamos ver.
Y Te veamos a Ti.
Que Tú eres nuestro Salvador.
ORACIÓN UNIVERSAL
Oremos ahora al Señor, nuestro Dios, para que la luz de Cristo aleje de nuestro mundo las tinieblas del pecado y de la muerte.
A cada petición diremos: ¡Abre nuestros ojos, Señor!
1. Por la Santa Iglesia de Dios. Para que —como Jesús— sepa acercarse amorosamente a quienes viven en situaciones de oscuridad y de dolor. OREMOS
2. Por los pueblos que viven la ceguera de la guerra, del odio y del rencor. Para que encuentren la paz y el diálogo. OREMOS
3. Por quienes atraviesan momentos de oscuridad en sus vidas. Para que hallen en Cristo la luz que anhelan sus corazones. OREMOS
4. Por los niños y los jóvenes. Para que lleven una vida iluminada y se mantengan lejos de toda tiniebla. OREMOS
5. Por nosotros mismos. Para que el Señor cure nuestra ceguera, nos saque de la oscuridad e ilumine nuestra vida con su luz y su alegría. OREMOS
Escucha, Padre de bondad, estas súplicas que salen de nuestros corazones conmovidos por lo que vemos a nuestro alrededor y concédenos lo que más necesitamos y no nos atrevemos a pedirte. Por Jesucristo nuestro Señor.
Jesus toma la iniciativa, nos entrega todo su Amor en el llamado, nos abre los ojos y purifica nuestra alma, nos entrega la Fe. Ahora debemos lavarnos en la fuente de Siloe, es decir de parte de Dios todo ha sido cumplido, sus promesas ya son concretadas y esta en nosotros ahora terminar el acto,el milagro de nuesrta Salvacion haciendo nuestra parte. Cadauno recibie una mision, ir a una fuente fue la del ciego sólo debemos escuchar la nuestra y simplemente como él lavar nuestros ojos y VER