MONICIÓN INICIAL
«Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí». Así —como dice el Evangelio— un ciego le grita a Jesús que está pasando.
De alguna manera todos somos de esos que no ven. O no pueden ver. O no oyen.
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Purifícanos, Señor. Purifica nuestros ojos. Purifica nuestra manera de pensar. Purifica nuestros corazones. Para que te veamos. Cuando pases entre nosotros. Y te sigamos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Oremos ahora al Señor, nuestro Dios, para que la luz de Cristo aleje de nuestro mundo las tinieblas del pecado y de la muerte.
A cada petición diremos: ¡Señor, ten compasión de nosotros!
1. Por la Santa Iglesia de Dios. Para que ilumine a los hombres de toda la tierra con la luz que resplandece en el rostro de Cristo. OREMOS.
2. Por los pueblos que viven la ceguera de la guerra, del odio y del rencor. Para que encuentren la paz y la alegría del perdón. OREMOS.
3. Por quienes, como Bartimeo, caminan por la vida a oscuras, sin fe, sin luz ni esperanza. Para que hallen en Cristo al Salvador que anhelan sus corazones. OREMOS.
4. Por los niños y los jóvenes. Para que lleven una vida iluminada y se mantengan alejados de toda tiniebla. OREMOS.
5. Por nuestros difuntos. Para que alcancen la Luz Eterna. OREMOS.
6. Por todos nosotros. Para que fieles al Bautismo que recibimos y sanados de nuestras cegueras seamos misioneros de la gracia y de la paz que proceden de Dios. OREMOS
Escucha, Padre de bondad, estas súplicas que salen de nuestros corazones conmovidos por lo que vemos a nuestro alrededor y concédenos lo que más necesitamos y no nos atrevemos a pedirte. Por Jesucristo nuestro Señor.