El Señor está con nosotros porque estamos reunidos en su Nombre. Y cada uno de nosotros, al inicio de esta Santa Misa, que encuentre en su interior aquella parte que está abierta a Dios, que está dispuesta a recibirlo, a ser purificada, dispuesta a aceptar el llamado que también hoy Él nos va a hacer. A dejar la orilla de las cosas. A dejar la superficie de nuestra vida. Y llevar la barca hacia aguas más profundas. De nuestro corazón.
***
Señor, purifícanos, para que seamos dignos de encontrarnos contigo.