[1]
En el Evangelio escucharemos cómo —por tercera vez— Jesús se les aparece a sus discípulos, ya no en Jerusalén, sino en Galilea, ahí donde prometió que los iba a ver.
Nosotros no estamos en Galilea, sino en León, dos mil años más tarde. Pero también nos encontramos con Él. Y como a Pedro, Jesús nos preguntará a cada uno: si me amas. Si de veras el amor de Dios es tan importante para nosotros, como para que escuchemos esta pregunta.
Junto con ustedes me estoy haciendo esta pregunta, pidiendo que todo lo que no es según el amor de Cristo sea purificado, y que en este amor sea purificado todo otro amor.
[2]
Hoy es el tercer Domingo de Pascua. Y de nuevo viene a nosotros el Señor, para asegurarnos que su Resurrección es el cumplimiento de las promesas divinas y no el fruto de la imaginación humana, de los temores humanos. Como lo hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, Él nos invita ahora a su doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía.
A Él nos abrimos ahora para pedirle que purifique nuestros corazones. De todo aquello que en nosotros hay de sucio, malo, mediocre.
Para que esta celebración nos llene de auténtica alegría y nos devuelva la esperanza.
GRACIAS
Para la mayor gloria de Dios!!
Muchas gracias por su trabajo, yo uso sus moniciones en los EE.UU. Hace un gran trabajo muchas gracias de nuevo.
Gracias por tu comentario. Para la mayor gloria de Dios!!
Gracias por su publicaciones, siempre las uso cuando tengo que preparar la misa!!!!
Para la mayor gloria de Dios, Andrea!!