[1]
Hoy es el quinto Domingo de Pascua. El Señor Resucitado está con nosotros y nos fortalece y nos prepara para su partida —dentro de dos semanas será la Solemnidad de Ascensión— pero a la vez nos consuela, nos deja su testamento. Nos deja su Espíritu, al que enviará. No somos huérfanos. Y por eso estamos aquí, en la Eucaristía. Estamos en casa, en nuestra casa.
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Señor, purifícanos de todo lo que en nosotros no es tuyo. Lo que nos separa de ti. Únenos a ti.
[2]
Estamos ya en el quinto Domingo de Pascua. Es la quinta vez que volvemos a vivir—siempre de nuevo—este gran misterio de nuestra fe: que somos llamados a la vida, no a la muerte.
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Señor, ábrenos a tu gracia, poder y misericordia. Ábrenos. Para que podamos recibir tu perdón. Y participemos dignamente en esta Santa Misa.