[1]
Seguimos celebrando el misterio de la Resurrección del Señor. Misterio que se actualiza cuando partimos su Pan. Cuando recibimos su Cuerpo. Cuando escuchamos su Palabra. Es entonces cuando la Resurrección no sucede en el pasado, sino en el presente. En el «hoy» de cada uno de nosotros.
Para verlo, hay que tener un corazón puro.
***
Señor, purifícanos. Purifica nuestros corazones. Para que nuestros ojos vean el Misterio de tu presencia.
[2]
Estamos en el sexto domingo de Pascua. Seguimos celebrando el misterio de la Resurrección.
Pero Cristo ya anuncia a los discípulos su pronta partida.
A la vez nos promete la llegada del Paráclito — Aquel que estará cerca. No sólo con nosotros, sino en nosotros. Él será nuestros oídos y nuestros ojos para que podamos oír y ver la presencia de Cristo. Hasta el fin de nuestra vida. Hasta el fin del mundo.
***
Creemos, Señor, que estás entre nosotros.
Purifícanos de nuestros pecados y debilidades. Disipa toda oscuridad en nuestros corazones. Para que no nos alejemos de Ti.