Venimos aquí porque aquí está Él. Nos abrimos a su presencia así como Él —aquí— nos recibe y nos abraza. Y cada uno de nosotros tiene derecho de estar aquí —de pertenecer aquí— porque ésta es nuestra casa materna.
Y aquí, cada uno encuentra —en su propio interior— lo más importante, que es la nostalgia y el anhelo de Dios.
***
Purifícanos, Señor. Purifica nuestro anhelo. Purifica nuestro deseo. Para que estemos plenamente abiertos a Ti.