Sumidos en miedo y sospechas,
con la mente agitada y ojos aterrorizados,
nos consumimos planeando el modo
de esquivar el peligro seguro
que tan atrozmente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados:
no se encuentra en nuestro camino.
Falsos eran los mensajes
(o no los oímos, o no los entendimos bien).
Otro desastre, que no imaginábamos,
repentino, violento, cae sobre nosotros,
y no preparados -no hay tiempo ya- nos arrebata.
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Constantino Cavafis, Terminado –
*** TERMINADO (C.C.)
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