Al fondo del ruidoso café,
inclinado sobre la mesa, está sentado un anciano
con un periódico delante, solo.Y sumido en la miseria de su vejez
piensa qué poco disfrutó de los años
cuando aún tenía fuerza, y palabra y belleza.
Sabe que ha envejecido mucho: lo siente, lo ve.
Y, aún así, el tiempo en que era joven le parece
como si fuera ayer. Qué breve espacio, qué breve espacio.Y piensa cómo lo ha burlado la Prudencia
y como siempre creyó en ella -¡qué locura!-
qué mentirosa cuando decía: “Mañana. Tienes mucho tiempo.”Recuerda los impulsos que contuvo y cuánta
alegría rechazó. Cada ocasión perdida
se burla ahora de su necia prudencia.… Mas de tanto pensar y recordar,
el anciano se mareó. Y se queda dormido,
apoyado en la mesa del café.___________________________
Constantino Cavafis, Un anciano –