Corre, grita Don Vicente:
“¿Dónde he dejado mis lentes?”Busca en un zapato y otro
y en sus calzones más rotos.
“¡Oh, escándalo imponente,
alguien me robó los lentes!”Sofá arriba, sofá abajo,
doquier busca jadeando.Revisa la estufa y el armario,
la ratonera y el piano.Quiere levantar el suelo,
y avisar a los bomberos.Vio su cara en el espejo…
no lo cree… mira de nuevo.¡Hurra, aquí están por fin!
¡Resulta que estaban en su nariz!***
Julian Tuwim, Los lentes –