La bahía del bosque baja
al ritmo de arroyos de montaña…
Si quieres la fuente encontrar,
tienes que ir arriba, contra la corriente.
Empéñate, busca, no cedas,
sabes que ella tiene que estar aquí –
¿Dónde estás, fuente?… ¡¿Dónde estás, fuente?!El silencio…
¡Arroyo, arroyo del bosque,
déjame ver el misterio
de tu principio!(El silencio – ¿por qué callas?
Con qué esmero has escondido el misterio de tu principio.)Déjame mojar los labios
en el agua de la fuente
sentir la frescura,
la frescura vivificante.Karol Wojtyla, Tríptico romano, I. Arroyo, 2. Fuente
*** FUENTE (K.W.)
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