Me aferro a esta tabla viva: mi cuerpo
en la correntada de mis años terrenales.Lo dejaré cuando termine la travesía.
¿Y entonces?
No sé si ahí la luz y la oscuridad sean las mismas.
El Desconocido es la eterna libertad:
Él es implacable en su amor
Él hunde la concha para la perla muda en la prisión de oscuridad.
Medita y llora por los días que pasaron, pobre corazón!
Alégrate: que otros días están por llegar!
Ya llega la hora, peregrino!
Es el tiempo de que te despidas de los caminos!
Una vez más el velo caerá de su rostro
y lo contrarás.________________________________
Rabindranath Tagore, La Cosecha LXII