¿Cómo podríamos olvidarnos de aquellos mitos antiguos que presiden el origen de todos los pueblos, esos mitos de los dragones que en el momento supremo se transforman en princesas? Quizá sean todos los dragones de nuestra vida, princesas que sólo esperan vernos alguna vez resplandecientes de belleza y valor. Quizá todo lo terrible no sea, en realidad, nada sino algo indefenso y desvalido, que nos pide auxilio y amparo…
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Rainer Maria Rilke – Cartas a un joven poeta:
Carta VIII escrita en Borgeby Gard, Fladie (Suecia), 12 de agosto de 1904
*** CARTAS A UN JÓVEN POETA 2 (R.M.R.)
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