MONICIÓN DE ENTRADA (opción 1)
Estamos en el sexto domingo de Pascua. Seguimos celebrando el misterio de la Resurrección.
Pero Cristo ya anuncia a los discípulos su pronta partida.
A la vez nos promete la llegada del Paráclito — Aquel que estará cerca. No sólo con nosotros, sino en nosotros. Él será nuestros oídos y nuestros ojos para que podamos oír y ver la presencia de Cristo. Hasta el fin de nuestra vida. Hasta el fin del mundo.
***
Creemos, Señor, que estás entre nosotros.
Purifícanos de nuestros pecados y debilidades.
Disipa toda oscuridad en nuestros corazones.
Para que no nos alejemos de Ti.
Archivos para Moniciones eucarísticas
MONICIÓN INICIAL (opción 0)
El Evangelio dice que el Señor es mi pastor. Y luego en el salmo cantamos: Nada me falta. En verdes praderas me hace reposar.
El Señor es mi pastor. Y ahora en esta Misa estamos en sus praderas. No temas. Aquí estás en tu casa. Déjate encontrar. O sea deja que Él te encuentre. Ven. Y encontrarás una profunda paz.
Participar en la Santa Misa no significa estar tensos y llenos de temor, sino ser yo mismo ante Él.
Por eso, Señor te pedimos que nos purifiques de todo mal y de todo temor que hay en nosotros.
MONICIÓN INICIAL (opción 1)
En el Evangelio de hoy dos discípulos van en camino a Emaús. Desanimados. Con ojos incapaces de ver. No comprenden las palabras del Señor. Y sólo el gesto de partir el pan les abre los ojos.
Estos dos discípulos representan a cada uno de nosotros.
Porque todos nuestros caminos llevan a Emaús.
***
Señor, purifica nuestros corazones.
Para que nuestros oídos y nuestros ojos se abran a Tu presencia.
Para que podamos ver.
Que Tú estás con nosotros.
MONICIÓN INICIAL (opción 1)
Hoy se presenta ante nosotros el Señor de la Misericordia. Para para tocar el corazón y la conciencia de cada uno de nosotros.
Él conoce nuestras debilidades. Nuestros pecados. Pero nos llama y nos anima a que nos abramos a Su amor, que es más poderoso que todos los poderes de la oscuridad.
***
Señor, perdónanos nuestros pecados.
Abrázanos con tu misericordia.
MONICIÓN INICIAL
Ya estamos en el quinto domingo de Cuaresma. Nos vamos acercando al misterio de la Muerte y de la Resurrección. Nos acercamos para mejor comprender el don de la vida, la tarea que eso supone para cada uno de nosotros: afrontar todo lo que en la vida es difícil y hermoso, lo difícil también.
El Salmo que proclamaremos hoy en la Liturgia «Desde el abismo clamo a ti Señor» nos prepara para el Evangelio en el que escucharemos sobre la muerte de un amigo de Jesús: Lázaro.
Miraremos cara a cara el difícil misterio de la muerte y reconoceremos que Dios es dueño de la vida y de la muerte y que el Hijo de Dios tiene poder para sacar del sepulcro a cada uno de nosotros, en este sentido espiritual.
***
Señor, desde lo más profundo de nuestro ser clamamos a Ti. Purifícanos. Danos nueva vida.