Podrá nublarse el sol eternamente
Podrá secarse en un instante el mar
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor
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Gustavo Adolfo Bécquer, Amor eterno –