Desde la mitad de la vida en adelante, sólo permanece vitalmente vivo el que está dispuesto a morir con vida. Pues en la hora secreta del mediodía de la vida se invierte la parábola y nace la muerte. La segunda mitad de la vida no significa ascenso, despliegue, incremento, exhuberancia, sino muerte, ya que su meta es el fin. La negación de la consumación de la via es equivalente a rehusarse a aceptar su fin. Ambas cosas significan que no se quiere vivir: no querer vivir es lo mismo que no querer morir. La luna creciente y la luna menguante describen una misma curva.
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C. G. Jung, ***
*** DESDE LA MITAD DE LA VIDA (CGJ)
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