Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros,
no pretendo grandezas
que me superan,
me mantengo en paz y silencio
como un niño junto a su madre,
mi alma en mí nada reclama.
__________
Salmo 131
*** SALMO 131
No hay comentarios
¡Se el primero en comenzar la conversación!