Mi hermana no escribe versos.
y dudo que de repente empiece a escribir versos.
Lo heredó de mi madre, que no escribía versos,
y de mi padre, que tampoco escribía versos.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
el marido de mi hermana por nada en el mundo escribiría versos.
Y aunque esto suene como una letanía,
ninguno de mis parientes se dedica a escribir versos.En los cajones de mi hermana no hay viejos versos,
ni recién escritos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a comer
sé que no es con la intención de leerme sus versos.
Sus sopas son exquisitas sin premeditación,
y el café no se derrama sobre sus manuscritos.En muchas familias nadie escribe versos,
pero si lo hacen, es raro que sea sólo una persona.
A veces la poesía fluye en cascadas de generaciones,
creando temibles remolinos en sus mutuos sentimientos.Mi hermana cultiva una aceptable prosa hablada,
y toda su producción literaria son postales de sus viajes
que prometen lo mismo cada año:
que cuando vuelva,
lo contará todo,
todo,
todo.***
Wislawa Szymborska, Elogio de mi hermana –